Proyecto Grano a Verde “GGP” y La gran Muralla Verde
El país asiático con el mayor número de habitantes del mundo y que produce más emisiones de dióxido de carbono que cualquier otro país, está apostando desde hace ya más de 10 años por recuperar su masa forestal. Se trata de un programa de reforestación sin precedentes que las autoridades chinas están llevando a cabo desde principios de siglo y después de los desastres medioambientales que tuvieron lugar en la década de los años 90.
Un país por todos sabido, con gravísimos problemas medioambientales, de tierras áridas y con tan solo el 14% de masa forestal total en superficie, lo hacían vulnerable a fuertes desastres naturales, como la gran sequía de 1997 seguida por las inundaciones mortales de 1998 de miles de personas a lo largo del río Yangtze, así como millones de afectados que quedaron sin hogar y miles de millones en perdidas económicas. También como consecuencia de esta deforestación de tierras altas por la tala de las granjas forestales estatales y de bosques contribuyeron a que se produjeran sequías extremas, tormentas de polvo cada vez más intensas y una imparable expansión de los desiertos.
Proyecto Grano a Verde “GGP”
El gobierno chino después de esta gran crisis de los 90, aprobó un gran plan de conservación y reforestación, con varios pilares que lo apuntalan, como son: campañas masivas de plantaciones de árboles para evitar la gran erosión del suelo, el cierre de zonas protegidas para facilitar la regeneración de bosques y selvas y la reconversión del suelo agrícola a forestal. Esta última medida se lleva a cabo incentivando con subsidios a agricultores durante 5 años, para que planten arboles en sus tierras. Subsidios que casi siempre son superiores a lo que recibían antes por sus cosechas y que suponen menos trabajo, ya que consiste en dejar libre de follaje el bosque y así ayudarle a su mantenimiento. El país ha gastado más de 50.000 millones de dólares hasta el momento, 124 de estos en incentivos en efectivo para agricultores de 25 provincias.
Desde principios de siglo se han recuperado 50.000 kilómetros cuadrados de cubierta forestal. Esto supone el 21,6% del total, que supone más de siete puntos porcentuales en apenas treinta años. En la provincia de Hebei, una de las más contaminadas los soldados reasignados, trabajan en tres nuevos bosques estatales, lo que supondrá un 35% más de cobertura forestal para finales del 2020.
La gran Muralla verde
Otra iniciativa concebida a finales de los 70 y que aún sigue vigente conocida como “La Gran Muralla Verde”, que consistía en la plantación masiva de árboles a lo largo de la Gran Muralla, se trata de un cordón externo de árboles de 250 a 650 metros de ancho que se realizan tanto a mano como a través de siembra aérea en el norte del país, también están ayudando a frenar la expansión del desierto de Gobi.
Teniendo en cuenta que un tercio de la superficie de China se puede considerar desierto, esta se ha reducido gracias a estos programas de reforestación.
Hoy en día la ciudad de Beijing está rodeada por una barrera verde que no para de extenderse y que en estos 10 últimos años, ha reducido por ejemplo en más de un 70% el riesgo de las tormentas de polvo en primavera.
Este importantísimo proyecto de ingeniería ecológica que ya cuenta con más de 10 años de recorrido está recogiendo sus frutos combatiendo la desertificación, haciendo que vuelva a crecer la vegetación y almacenando carbono. Todo ello junto a otros proyectos que tienen que imperar desde ya, son el camino a seguir para encontrar las soluciones que fortalezcan y regeneran la tan castigada naturaleza, para que el planeta Tierra sea un lugar mejor para todos los seres vivos.