Aproximadamente el 41% de los suelos del planeta son áridos y representan un alto porcentaje del terreno cultivable del mundo

El nivel optimo de elementos como el carbono, el nitrógeno o el fósforo que son deficitarios en este tipo de suelos, se añade ahora la disminución de los micronutrientes.

Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), demuestra en la revista Nature Sustainability, que otra de las consecuencias del cambio climático, es la disminución de los micronutrientes en los suelos áridos, suelos que son necesarios para el buen funcionamiento de nuestro planeta.

Tierra Árida

La aridez en los ecosistemas terrestres de todo el mundo va en aumento, debido al avance del cambio climático y restándole de manera preocupante los micronutrientes esenciales para la vida, como son el hierro, el zinc, el cobre y el manganeso.

“Dichos micronutrientes están poco disponibles en el suelo para las plantas y otros organismos, y por su importancia debemos conocer cómo les influirán el cambio climático porque podría afectar finalmente a la salud humana y a procesos ecológicos fundamentales”, afirma Eduardo Moreno, investigador de la Universidad Autónoma de Madrid que ha liderado el trabajo.

«La solubilidad de los micronutrientes en el suelo y, por lo tanto, su disponibilidad biológica depende de propiedades edáficas como el pH y los contenidos de materia orgánica y arcilla», afirma César Plaza, del Instituto de Ciencias Agrarias.

En este estudio, se analizaron 143 muestras de tierras secas y encontraron que tanto la concentración total así como la disponible de micronutrientes, era muy baja, comparada con los promedios de los ecosistemas naturales y agrícolas de todo el mundo. Esta disminución de los micronutrientes en los suelos áridos, están condicionados sobre todo por sus efectos negativos sobre la materia orgánica del suelo y positivos sobre el pH y que junto a la escasa disponibilidad de metales en este tipo de suelos, podrían llegar a no poder satisfacer en un futuro los elementos vitales para el proceso de la fotosíntesis vegetal, así como para el crecimiento y reproducción de animales.

Sin duda, el impacto de este déficit de micronutrientes pone en jaque nuestra propia supervivencia, porque de ellos depende la seguridad alimentaria mundial.

Este trabajo ha sido posible gracias a la recogida de las 143 muestras de suelos de todos los continentes exceptuando la Antártida, y llevado a cabo a través del proyecto BIOCOM, dirigido por Fernando T. Maestre, y el análisis de las muestras a cargo del proyecto de la red Leonardo de jóvenes investigadores, de la fundación BBVA, que se le concedió a Eduardo Moreno.

La colaboración de científicos de todas las disciplinas y la creación de redes que aúnan esfuerzos para colaborar a nivel mundial a entender estos proceso es fundamental, para poder poner freno o mitigar los efectos negativos del cambio climático.