El suelo de nuestro planeta es esencial y fundamental para el mantenimiento de la vida. Es un sistema complejo en el que ocurren numerosos procesos químicos, físicos y biológicos.

El Día Mundial de la Conservación del Suelo se celebra todos los años en memoria de la persona que logró aumentar la producción de la tierra mediante la protección del suelo: Hugh Hammond Bennett, quien fue científico pionero en la lucha contra la erosión publicando sus trabajos en EEUU alrededor del año 1900. “La tierra productiva es nuestra base, porque cada cosa que nosotros hacemos comienza y se mantiene con la sostenida productividad de nuestras tierras agrícolas”, expresó Bennett, considerado el “padre de la conservación del suelo”.

Hay cifras y aspectos curiosos para darnos cuenta de la importancia del suelo, como por ejemplo que tan sólo una cucharada de suelo contiene más microorganismos que toda la población humana de la Tierra; que el peso total de los organismos vivientes en los primeros 15 cm del suelo en 1 hectárea es de 5.000 a 20.000 kilos; que en un suelo con una buena población de lombrices, en condiciones apropiadas pueden producir 800.000 pequeños canales por hectárea que conducen agua a través del suelo después de un chaparrón; que en una cucharadita de suelo hay más de 50 millones de bacterias; o que virtualmente toda el agua fresca que cae sobre el suelo viaja sobre él, a través de él, se evapora desde él, se almacena en él o interactúa con él, conduciendo muchos elementos químicos y participando en los procesos biológicos.

Así, el Día Mundial de la Conservación de los Suelos se celebra en muchos países el día 7 de Julio, en que además de recordar la figura del científico Hugh Hammond Bennet, pretende ser un día en el que se conciencie a la población mundial sobre la importancia que tiene para los humanos, animales y plantas la conservación del suelo.

Nota: Fotografía cedida por AEAC.SV.